-John, ¿te consideras un genio?
-Sí. Si algo así como un genio existe, yo soy uno.
-¿Cuándo caíste en la cuenta?
-Como a los 12. Solía pensar: “Debo ser un genio, pero nadie acusa recibo [risas]. O soy un genio o estoy loco, ¿qué será?. ´No´, me dije: ´No estoy loco, porque no me han encerrado; en consecuencia, soy un genio´.
La genialidad es una modalidad de la locura, y todos estamos un poco locos. Pero pretendía apenarme por ello, tal y como ocurría con mi forma de tocar la guitarra. Si existen los genios, yo soy uno. Pero, ¿qué mierda significa eso? Si no existen los genios, me importa un carajo. Fui un niño muy reflexivo; escribía poesía y pintaba.
En la preparatoria me sentía perdido y jodido. Le reproché muchas cosas a mi tía: “¡Has tirado mis poemas! ¡Ya te arrepentirás cuando sea famoso!”. Tiró todo a la basura. Jamás la perdoné. ¡No me trató como a un genio o como aquello que yo creía ser de niño! ¡Para mí era algo tan obvio! ¿Por qué no me inscribieron en una escuela de artes? ¿Por qué no me entrenaron? ¿Por qué quisieron forzarme a ser un puto vaquero, como todo el resto? ¡Siempre fui diferente! ¿Por qué nadie se dio cuenta? Un par de maestros se percataron de mi presencia, me dieron aliento para que dibujara o pintara, para que me expresara. ¡Pero la mayor parte del tiempo intentaban doblegarme para que me convirtiera en un dentista o en un jodido maestro! No necesitaba que me calificaran, nunca destaqué en matemáticas ni fui el número uno en inglés. Sólo quería que se percataran de mi forma de ser, que prestaran atención a mis palabras y a mi trabajo, sin calificaciones. ¡Ahora me siento como si hubiera abandonado la escuela una vez más! Acabo de graduarme de la escuela del mundo del espectáculo, o como se llame.
-¿Te arrepientes?, ¿de qué?, ¿de haber sido un Beatle?
-¡Si pudiera convertirme en un maldito pescador, lo haría! Si tuviera la capacidad de convertirme en algo distinto de lo que soy, no dudaría en hacerlo. Ser un artista no es nada grato. Es como la escritura, ¿sabes? Escribir no es divertido, es una tortura. Me gusta leer textos acerca de Van Gogh y Beethoven, acerca de cualquiera de esos locos. Hace poco leí en un artículo que, de haber estado algún psiquiatra presente, hoy no contaríamos con las grandes obras de Gauguin. Sé cómo suena, y te aseguro que prefiero ser rico a pobre y todo lo demás. Pero el dolor…, preferiría no ser lo que soy. Quisiera ser…, bueno, la ignorancia es extática, como suele decirse.
(Extracto de la entrevista editada por ´Rolling Stone México´, en su edición de diciembre 99)